RONCESVALLES---ZUBIRI (22KM)
Las seis de la mañana, empiezas a escuchar gente preparándose para comenzar, casi todos no españoles, los mas tardíos casi siempre, menos mal que llevé tapones para los oídos, por los ronquidos, la verdad que la gente es muy respetuosa en las mañanas, pero son como un despertador, enseguida me levante también porque quería seguir un día mas con los italianos, como en este albergues duermes en cubiletes de 4 literas, compartimos con una japonesa, hay que decir que los japoneses son las personas mas cerradas de todos, aunque respetuosos es muy difícil entablar una conversación con ellos, aunque hablen inglés…
Día muy oscuro y frío, con niebla al principio, mucha humedad, y mucho chipi chipi, sobre todo al principio del camino, aunque luego desapareció todo y quedo un día increíble. El camino trascurría por pueblos muy bonitos y pequeños, muchas casitas de techos a dos aguas con muchos geranios, donde la gente era fría como su clima pero muy atentos, y agradables. La mayoría del tiempo el camino transcurre por tierra, y barro por la lluvia, entre bosques muy tupidos, y praderas llenas de vacas, subías muchas colinas y bajabas, típico de esta región, en algunas zonas el hombre puso caminos de piedras por el camino, algo feas y un poco peligrosas a veces porque resbalaban, pero bueno.
A lo largo del camino encontrarás, varias ventitas o mini supermercados, donde notarás el ahorro, aprovecha estos momentos para comprar la cena o merienda o el desayuno, no te cargues mucho, porque te pasará factura, pero come bien, ya que el camino es largo y las jornadas pueden ser duras si no recuperas tu cuerpo…
Al llegar a Zubiri, me separé de los italianos, ya que ellos seguían unos diez o veinte kilómetros mas, tenían solo cuatro días mas para hacer parte del camino. Comencé la búsqueda del albergue, ojeé algunas opciones, la mas barata fue el municipal, 6€, algo cutre, dos cuartos enormes donde dormías con 40 personas, los baños estaban en la nave de al lado, usa siempre las cholas, lave ropa a mano y pude tenderlas fuera, con un sol estupendo.
Conocí a un grupo de gente muy divertida, de pamplonicas, catalanes, canadienses, italianos, y americanos, estos últimos gente muy joven y algo tímidos, incluso el cuidador del albergue que era marroquí muy españolizado. Como saben, ver a tantos españoles reunidos, es motivo de fiesta, por lo que compramos garimbas (cervezas, chelas, birras), reímos un montón, muchas anécdotas, historias, jugamos a las cartas, cenamos, se nos hizo de noche y seguíamos y seguíamos, nos llamaron la atención pero como estábamos fuera, en unas mesas muy coquetas para ese fin y el tiempo acompañaba, no nos dimos por aludidos, aunque apagaron las luces seguimos hasta las once y poco, si mal no recuerdo.
Hora de dormir, escribir y ponerse los tapones en los oídos, porque esta vez nos tocaron varios cantantes de operas de gran potencia…
Segundo día de camino, yo que estaba en forma note un poco el cansancio, se empezaban a ver las primeras llagas en los pies, primeras curas, primeras rodillas y tobillos doloridos, algunas por la falta de ejercicio y de no haberse preparado bien antes de venir, la camarería era ya mayor, porque aunque no compartas albergue con mucha gente, los veras en las ventitas, en los bares y en el camino, incluso les ayudaras en tramos difíciles o les curaras…