El consumo de agua beneficia a las empresas que se dedican a comercializar este producto. Se han dedicado a vendernos la necesidad de consumir este tipo de agua sin importarles las consecuencias en el medio ambiente y en la salud de sus clientes.
Han usado estrategia que ni si quieran tienen base científica como la de beber mas de dos litros diarios, cuando según otros expertos hay que beber lo que el cuerpo nos pide, ya que también la comida posee esa agua necesario para nuestro cuerpo humano.
En contra de lo que nos quieran vender, parece ser, que salvo algunas excepciones, el consumo de agua de las redes municipales es más seguro, más sano, más barato y mucho más ecológico. Teniendo en cuenta que pasan por estrictos controles de estos organismos, mas que el agua embotellada. Mientras que el agua embotellada depende de la decisiones de la empresa que la produzca y de la cantidad de costes que se quiere ahorrar.
Debemos saber que en realidad, cerca del 40% del agua embotellada es originalmente agua del grifo; la única diferencia son los minerales agregados que no representan ningún beneficio concreto para la salud.
El 22% del agua embotellada analizada contiene productos químicos contaminantes por encima de los niveles permitidos de salubridad.
Uno de los grandes problemas del agua embotellada, son las botellas de plástico que la contienen, verdadera plaga para el medio ambiente.
Hay que sumar la energía que se consume en las plantas embotelladoras y, por supuesto, el combustible que se usa para el transporte del agua una vez embotellada. En algunos lugares la extracción del agua para su embotellamiento deja a los lugareños sin agua en sus redes locales y provoca grandes desequilibrios en el medio ambiente.
Una botella de plástico tarda más de 1.000 años en descomponerse y cuando lo hace sigue contaminando. El embasado de botellas se realiza con polietileno tereftalato, un plástico derivado del petróleo, este plástico con el paso del tiempo desprende unas sustancias llamadas antimonio o bisfenol A perjudiciales para la salud, por lo que no es aconsejable rellenarlas o guardarlas por tiempo prologado.
Una gran parte de lo que pagamos por el agua embotellada es por la botella, alrededor del 90%. Solo un 20% de las botellas son recicladas. Se necesitan unos cien millones de litros de petróleo para fabricar mil millones de botellas. También se necesitan siete litros de agua para producir uno de agua embotellada. El agua del grifo es, cuando menos, de la misma calidad que el agua embotellada. El consumo de agua embotellada es mucho más caro que el consumo de agua de red.
Los habitantes de Bundanoon, pequeña ciudad australiana, decidieron por unanimidad acabar con las botellas de agua, preocupados por el impacto del plástico en el medio ambiente. También han conseguido evitar que una compañía embotelladora explotará los acuíferos del pueblo. En Alemania y Austria se esta imponiendo el uso de botellas de vidrio, muchos más reutilizables y reciclables que las de plástico. En California algunos famosos restaurantes se niegan a servir agua embotellada, aconsejando el consumo del agua del grifo.
Casi todas las personas, atribuyen a la mala calidad del agua e incluso problemas sanitarios a las aguas duras, cuyo alto contenido de minerales y de sales disueltas les proporciona sabor, convirtiéndose en la principal razón por la que tomamos agua embotellada.
Las alarmas sanitarias tampoco parecen reducir su consumo. En marzo del 2006, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicó un estudio sobre la calidad del agua del grifo en España y entre los resultados aparecía una presencia excesiva de trihalometanos (producto que puede causar daños hepáticos y renales por ingesta abundante y continuada) en algunas localidades. Lo lógico es que una noticia semejante hubiera llevado a muchas personas a pasarse al agua embotellada, pero no sucedió nada semejante en Ávila, Cáceres, Ciudad Real o Zamora, por poner algunos ejemplos.
Por el contrario, en las otras dos provincias cuyas capitales mostraban el mismo problema, Alicante y Murcia, en las que ya es común la falta de calidad de sus aguas, principalmente por su dureza, el incremento del consumo dobló la media nacional.
El coste de producir agua embotellada es 10.000 veces mas caro que el agua corriente.
Solo en estados Unidos, anualmente, se consumen mas de 30.000 millones de litros de agua embotellada.
El consumo mundial de agua embotellada se acerca a 200.000 millones de litros.
Este consumo de agua embotellada genera unos beneficios de 61.000 millones de dólares.
Una de cada cinco botellas de agua se reciclan.
Producir botellas de plásticos es muy contaminante, se llegan a usar 17 millones de barriles de petróleo al año, misma cantidad que usan un millón de coches al año.
El consumo de agua embotellada ha crecido incluso donde el agua del grifo es de gran calidad.
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